La mujer en los cuidados: de la tradición hacia una cultura de reconocimiento

El rol de la mujer en los cuidados ha sido y continúa siendo clave en la sociedad, pero es hora de avanzar hacia su reconocimiento, dignificación y apoyo real.

Una responsabilidad impuesta históricamente

Cuando pensamos en el cuidado de otras personas, siempre asociamos este rol a la mujer. En una cultura patriarcal, las mujeres han asumido tradicionalmente el rol de cuidadoras tanto en el ámbito familiar como profesional, en la mayoría de ocasiones sin elección ni reconocimiento alguno.

La Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia reconoció jurídicamente la figura del cuidador/a informal, valorando el trabajo realizado y contribuyendo a la profesionalización del sector de los cuidados de larga duración.

A pesar de los avances en igualdad y de que el rol comienza a ser asumido también por hombres, continuamos hablando de la “feminización del cuidado”. Las funciones de cuidadora formal (en el ámbito sociosanitario) e informal (en el ámbito familiar) continuan siendo desempeñadas en mayor proporción e intensidad por mujeres y los retos que se encuntran en el día a día poco distan de los de hace 25 años.

Las consecuencias de una carga mal repartida

La brecha de género en los cuidados de larga duración tiene importantes consecuencias sobre las mujeres cuidadoras, especialmente en el ámbito informal:

  • Altos niveles de estrés debido a la sobrecarga de cuidados.
  • Mayor riesgo de depresión y otros problemas de salud.
  • Sentimientos de culpa y soledad ante la falta de apoyo.
  • Dificultades para conciliar la vida laboral y personal.
  • Barreras para crecer profesionalmente y acceder a mejores oportunidades.
  • Impacto económico por asumir los gastos derivados del cuidado.
  • Peor calidad de vida derivada de todo lo anterior.

La realidad de una mujer cuidadora

Para conocer mejor cómo es el rol de la mujer en los cuidados, conversamos con Clara García Monge, cuidadora informal y también profesional en un centro de día.

¿Ha cambiado el rol de la mujer en los cuidados de larga duración?

Sí, ha evolucionado. Antes la familia se ocupaba de la comida, el aseo, la compañía… y ahora tenemos ayuda a domicilio, centro de día, residencias… La mujer realizaba un cuidado más familiar y aunque sigue haciéndolo, ahora hay más recursos.

¿Cómo concilias tu vida personal y profesional?

En mi experiencia, si me centraba en el cuidado de mi madre, sentía que descuidaba mi casa, mi marido, mi hija, mi trabajo… porque tienes la cabeza en mil cosas. Al final te sientes mala madre, mala hija, mala trabajadora. Existe ese sentimiento de culpabilización y tienes que acabar eligiendo.

¿Qué recursos y apoyos utilizas en el cuidado de tu madre?

Mi madre está cognitivamente bien, así que decidimos contar con Servicio de Ayuda a Domicilio. Como profesional, me encuentro con personas que desconocen los recursos disponibles o sienten culpa al usuarlos. El centro de día es un recurso muy bueno que proporciona respiro familiar, evita la soledad no deseada… La persona socializa, después vuelve a su casa y está en su ambiente. Es un recurso idóneo, aunque habría que darle mayor visibilidad.

¿Cuál es la mayor necesidad que detectas como cuidadora?

La formación, sobre todo psicológica, porque nos centramos en la parte física, pero la psicológica es muy importante. Es imprescindible contar con grupos de apoyo y ayuda mutua, horas de psicólogo/a…. Las familias están emocionalmente desgastadas y necesitan apoyo.

¿Cómo mejorarías la situación y reconocimento de las personas cuidadoras?

Fundamentalmente necesitas ayuda, porque no puedes estar 24/7. Sería útil tener acceso a los recursos existentes, ya que no todo el mundo los conoce ni puede acceder a ellos, económicamente sobre todo. Y aunque tengas ayuda económica, la carga sigue siendo constante y se necesita todo apoyo. Para reconocer al cuidador, además de lo dicho, a nivel laboral sería idóneo contar con horas de cuidado, mejoras de la conciliación…

¿Cómo se puede fomentar una mayor conciencia social sobre el cuidado?

Apostando por el voluntariado, concienciando a las generaciones que vienen. Creo que es un trabajo muy vocacional y ahora muchas personas llegan por falta de personal. Es importante que las próximas generaciones vean lo que es el cuidado y saber cómo se brinda un buen cuidado.

¿Cómo avanzar hacia una cultura de reconocimiento?

Es necesario replantear una cultura de los cuidados de larga duración que respete, dignifique y reconozca la figura de cuidadora, rompiendo con estereotipos, mitos y desigualdades. Algunos aspectos clave para avanzar en la transformación hacia una cultura del reconocimiento de la mujer cuidadora son:

  1. Reconocer la trayectoria y conocimientos de la personas cuidadoras.
  2. Dignificar y profesionalizar su trabajo.
  3. Garantizar condiciones laborales justas en el sector de los cuidados, incluyendo mejoras salariales y reconocimiento profesional.
  4. Facilitar el acceso a información, formación y recursos.
  5. Brindar apoyo integral (emocional, social y psicólogico) a las personas cuidadoras.
  6. Desarrollar políticas de conciliación reales.
  7. Promover la corresponsabilidad en los cuidados a nivel familiar, laboral y social.
  8. Impulsar un modelo de relación centrado en la persona.
  9. Fomentar una comunicación empoderadora basada en la empatía y la escucha activa.
  10. Desarrollar redes de apoyo comunitarias y promover programas de voluntariado.

Solo si valoramos y apoyamos a quienes cuidan podremos construir una sociedad más justa, donde el cuidado deje de ser una carga invisible y se convierta en una responsabilidad compartida y reconocida.

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