Cómo mejorar la comunicación y atención a personas mayores a través del Método de Validación

El Método de Validación es una herramienta clave para conectar con las personas mayores, mejorar la comunicación y ofrecer una atención centrada en la persona.

La calidad del cuidado en centros y servicios gerontológicos no depende solo de la atención física. Comprender las emociones de las personas mayores, especialmente en aquellas con deterioro cognitivo, es un reto que resulta clave para generar vínculos de confianza y bienestar.

El Método de Validación se ha convertido en una herramienta poderosa para profesionales que buscan ofrecer un cuidado verdaderamente centrado en la persona y basado en el respeto, la empatía y la dignidad.

¿Qué es el Método de Validación?

El Método de Validación, desarrollado por Naomi Feil en los años 80, es un conjunto de técnicas y estrategias de comunicación diseñadas para interactuar con personas mayores, especialmente aquellas con demencia en fases avanzadas.

Su objetivo es reconocer y validar las emociones de la persona, incluso si estas no se corresponden con la realidad objetiva. En lugar de corregir o confrontar, se busca aceptar y comprender la perspectiva de la persona.

Basado en la teoría de que los comportamientos de las personas mayores con deterioro cognitivo tienen un significado y una razón de ser, este método ayuda a reducir la ansiedad, mejorar la comunicación y fortalecer la relación entre cuidador y persona cuidada.

Principios básicos del Método de Validación

El Método de Validación se fundamenta en una serie de principios esenciales que guían toda la interacción con las personas mayores con deterioro cognitivo:

  1. Aceptación de la realidad subjetiva: la realidad que percibe la persona es tan válida para ella como la realidad objetiva para nosotros. En lugar de corregir o negar lo que expresa, se reconoce y respeta su experiencia emocional.
  2. Enfoque en las emociones, no en la lógica: lo importante no es que lo que diga la persona sea verdadero en términos racionales, sino entender qué sentimiento hay detrás y validarlo. La persona busca ser escuchada y acompañada emocionalmente.
  3. Escucha activa y empatía: la comunicación va más allá de las palabras. Se trata de escuchar con atención plena, observar el lenguaje corporal y responder con gestos y palabras que transmitan comprensión y cercanía.
  4. Dignidad y respeto: cada interacción debe preservar la autoestima, autonomía y sentido de identidad de la persona. El objetivo es que se sienta valorada y respetada en todo momento.

Técnicas y estrategias del Método de Validación

El Método de Validación se sustenta en técnicas de comunicación verbal y no verbal que buscan conectar con la realidad emocional de las personas mayores con deterioro cognitivo, respetando su perspectiva sin cuestionarla. Vamos a conocer algunas de ellas:

  1. Escucha activa: prestar atención plena a lo que la persona dice, sin interrumpir ni juzgar. Es fundamental mostrar interés para que se sienta valorada y comprendida. Por ejemplo:
    -Persona: ‘Estoy esperando a que venga mi madre a buscarme.
    -Profesional: ‘Cuéntame más sobre tu madre, ¿cómo es?
  2. Reformulación y repetición: parafrasear o repetir lo que la persona ha expresado para confirmar que se ha comprendido y ayudarle a sentirse escuchada. Por ejemplo:
    -Persona: ‘No quiero estar aquí, quiero volver a casa.
    -Profesional: ‘Entiendo que prefieres estar en tu casa y no aquí, ¿puedes contarme qué es lo que más extrañas?
  3. Preguntas abiertas: formular preguntas que invitan a la persona a dialogar o expresar sus sentimientos, utilizando «cómo», «qué» o «cuándo», en lugar de «por qué», que obliga a la reflexión. Por ejemplo:
    Profesional: ‘¿Qué es lo que más te gusta hacer cuando estás en casa?
  4. Validación emocional: en lugar de corregir hechos o datos, reconocer y aceptar lo que la persona está expresando, mostrando empatía y respeto. Por ejemplo:
    -Persona: ‘Tengo que ir a recoger a mis hijos del colegio.’
    -Profesional: ‘Entiendo que quieres asegurarte de que están bien.
  5. Reminiscencia: relacionar la conversación con momentos del pasado que la persona recuerda con claridad, facilitando la conexión emocional. Por ejemplo:
    -Profesional: ‘Uno de tus hijos es muy buen estudiante. ¿Qué es lo que quería ser de mayor?
  6. Contacto visual: mantener una mirada amable y respetuosa para transmitir atención y presencia. Es importante evitar miradas rápidas o esquivas que puedan generar inseguridad.
  7. Gestos y expresiones faciales: utilizar expresiones que reflejen comprensión y calidez, como sonreír suavemente o asentir con la cabeza para animar a la persona a continuar expresándose.
  8. Tono de voz: un tono calmado, suave y cercano contribuye a crear un ambiente relajado y seguro, reduciendo la ansiedad y favoreciendo la comunicación.
  9. Postura corporal: adoptar una postura abierta y orientada hacia la persona, evitando barreras físicas como cruzar los brazos o dar la espalda, que pueden interpretarse como rechazo o falta de interés.
  10. Contacto físico: cuando es apropiado y aceptado, una caricia en el hombro, la mano o la cara puede transmitir apoyo emocional y conexión, siempre respetando la intimidad y los límites personales.

Estas técnicas, aplicadas de forma conjunta y sensible, permiten al profesional conectar con la persona desde su realidad emocional, facilitando una comunicación auténtica y respetuosa que es la base del buen cuidado en entornos de deterioro cognitivo.

Beneficios y retos para su integración

El Método de Validación no solo es un conjunto de técnicas de comunicación, sino una filosofía que sitúa a la persona en el centro del cuidado, reconociendo y legitimando sus emociones.

Su aplicación práctica en centros y servicios gerontológicos aporta numerosos beneficios tanto a personas mayores como a profesionales. Al validar sus emociones y percepciones, se reducen los episodios de agitación y estrés, se mejora la comunicación y se genera un ambiente de confianza y respeto, elementos fundamentales para una Atención Centrada en la Persona (ACP).

Este método permite desarrollar vínculos significativos entre profesionales y personas mayore y promueve un entorno más humano, donde la dignidad y la empatía son el eje de la práctica diaria, fomentando una cultura del buen cuidado que mejora la calidad de vida de todos los implicados.

Sin embargo, la integración del Método de Validación puede encontrar resistencias iniciales debido al desconocimiento, la falta de formación o la percepción errónea de que requiere más tiempo que los métodos tradicionales.

Para superar estas resistencias, es clave un cambio en la cultura organizativa, que priorice la calidad de la comunicación y la relación con la persona, y ofrecer formación práctica y acompañamiento que ayude a los profesionales a integrar las técnicas en su día a día.

El apoyo de la dirección y la implicación de todo el equipo son claves para consolidar el método como parte natural de la cultura del buen cuidado.

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